Se trata de una piedra de Jade o cuarzo suave y de tamaño mediano que, aplicado en masajes sobre la piel del rostro, trabaja liberando toxinas, activando el riego sanguíneo y la circulación. Y el resultado no es otro que una dosis de rejuvenecimiento de la piel con la que se frena la flacidez y se tonifica la piel.